
Chivas sumó su segundo triunfo del Clausura 2019 en el Estadio Azteca, ante un Cruz Azul que sigue metido en una situación de estrés constante posterior a la Final del certamen anterior. La diferencia fue mínima, pero las consecuencias para cada una de las instituciones se sienten de un grado de importancia mayor al resultado que se gestó en el terreno de juego.
La primera mitad se fue sin pena ni gloria, con un planteamiento cuestionable por parte de José Saturnino Cardozo, quien consiguió nulificar el ataque de los locales, sacrificando también el estilo a la ofensiva de su propio cuadro, mientras que los capitalinos tampoco encontraron el desequilibrio necesario para romper el candado en la meta visitante, ni siquiera en los primeros minutos del complemento, en donde se impuso la figura de Raúl Gudiño.
Los segundos 45 minutos aumentaron la dinámica del cotejo, sin embargo, las equivocaciones de ambas partes en el último tramo de la cancha, permitieron que la paridad perdurará hasta el minuto 78, en el que el recién ingresado, Ronaldo Cisneros, después de errado en ocasiones previas, se encontró con un tiro-centro raso de Carlos Cisneros, para desviar la trayectoria del esférico y decretar sentencia condenatoria a un encuentro cerrado.
Chivas aumenta de manera constante su producción tanto de goles como de puntos, a comparación de las últimas dos temporadas, manteniendo además un cero en el arco, que se traducen en un juego que por más que no sea espectacular, ha dado dividendos interesantes en el arranque, en tanto que para el cuadro ‘Cementero’, la tensión en este arranque sigue aumentando de manera peligrosa, considerando la presión de los aficionados y la prensa, respecto al potencial del plantel con el que cuentan.