
La primera serie original de Netflix, en español, llegó a su fin. Como lo comentó desde un principio su creador, Gaz Alazraki, la tragicomedia nuevotoledana terminó en el último capítulo de la cuarta temporada, dejando a muchos con ganas de más.
A decir del escritor, el guión estaba diseñado para terminar en la cuarta temporada desde un comienzo y de la forma que lo hizo, por lo que no sería novedad que la familia Iglesia se uniera para triunfar sobre un nuevo enemigo.
“Con esta última temporada dos fuertes rivales, que fueron los Iglesias, terminan por volverse aliados para culminar en una gran batalla contra toda la gente que quiere desprestigiar su nombre. Nos tomó cuatro años llegar hasta aquí, contando en cada episodio a qué más se pueden enfrentar estos hermanos. Creemos que esta temporada es la mejor de todas, lo cual hace que todo este viaje haya valido la pena“, comentó.
Con un estilo singular, digno de alguno de los libros de Jorge Ibargüengoitia, la serie retrató a lo largo de sus capítulos no sólo la vida tras el telón del fútbol sino el maquiavélico ir y venir del poder.
En entrevista para El País Luis Gerardo Méndez (Chava Iglesias), afirmó que el fútbol es precisamente el pretexto que eligieron para dar a conocer estos rumbos que toma el poder y cómo llegan a dañar a porpios y extraños.
“Sí, el fútbol es el pretexto para hablar de esto. Nos ha permitido hablar de la corrupción en el país, de la política, la relación de las televisoras con el fútbol, las relaciones familiares, cómo te relacionas con el poder”
En sus últimos episodios, Club de Cuervos mostró algo que muchas veces pasa sin ser notado frente a nuestros ojos, el poder de los medios de comunicación para transformar o modificar la visión del público televidente.
Pero no se quedó ahí, la serie también mostró cómo las redes sociales se han encargado de regresar ese poder mediático a las personas. No obstante, como todo lo que dejó la tragicomedia, también se encargó de demostrar el aspecto negativo de este nuevo medio, y cómo puede ser utilizado del mismo modo que su antecesor, la televisión.
Club de Cuervos planteó una realidad “alterna” y “distópica” del futbol nacional, con sexismo, ironía, sátira, caprichos, traumas, chantaje, negocios turbios, robo, homicidio, manipulación, entre otros aspectos, pero al final, también supo dar respuesta a una pregunta fundamental “¿A qué le vas cuando le vas a un equipo?”…