Dos equipos con diferencias notorias en sus rendimientos, chocan en un duelo donde pareciera haber un destino decantado.

Correcaminos no ha ganado hasta el momento en el certamen local y en la jornada 7, su rival, metido entre los primeros 3 de la contienda, pareciera mandar señales claras de una agónica semana más en esas condiciones. Saber si el triunfo en Copa es una realidad que les ayudará a crecer, será una de las cuestiones a descubrir para este sábado.

El arranque de temporada para el Club Atlético Zacatepec ha sido fuerte con un total de 10 puntos cosechados después de 3 victorias, una paridad y dos descalabros, que los colocan en tercer puesto. Fiel a la costumbre de las últimas temporadas, todo apunta a que serán invitados a la Fiesta Grande para buscar por fin concretar el todo lo que se ha hecho bien institucionalmente, para trascender y convertirse en un cuadro de Primera División.

Es importante que, para el objetivo en mente, asegurarse que cada paso sea en la dirección correcta y eso incluye por, sobre todo, aprovechar no solo la localía, sino su rol de favorito para imponerse a una escuadra cuyo rendimiento ha quedado muy por debajo de las expectativas, para seguir afianzándose a los primeros puestos de la tabla general.

Del lado desfavorecedor de la ecuación, encontramos a un Correcaminos que no ha presentado argumentos para competir y con la reciente campaña casi perdida por completo, solo quedará reconstruirse anímicamente para sacar adelante lo más posible la situación. La sorpresa dada ante Chivas en Copa, que significo su primera victoria en el semestre, puede ser un motivante para revertir el panorama, pero deberán hacer un esfuerzo importante para demostrar que se debió más al orgullo propio y no en virtud de la situación ajena.

Rodolfo Vilchis estará bajo la lupa durante este y los demás duelos, en búsqueda de saber en qué medida puede servir como ese aporte a la ofensiva que pueda brindar de madurez a este equipo o si su tiempo como profesional comienza a llegar al ocaso. La misión es compleja, casi de epopeya, aunque no imposible, menos en un contexto como el del balompié azteca.